sábado, 14 de septiembre de 2013
La Economía de la vida es bastante simple: donde es necesario y de la manera necesaria.
No escatimes el riego donde se necesita agua.
No dejes de poner tu pasión en aquello que realmente lo necesita.
Y de la misma manera no desperdicies tu vida en aquello que no te permitirá trascender.
No olvides considerar las consecuencias de tus actos, pero no aquellas deslumbrantes y engañosas como flores tropicales que nacen después de una lluvia torrencial, y son tan inconsistentes y efímeras como lo que las originó, sino aquellas que parecen una diminuta piedra delante tuyo. No olvides que de una piedra diminuta puesta a rodar puede surgir una avalancha.
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