martes, 1 de octubre de 2013

LA VIDA Y SUS CONTRATIEMPOS




No creo ser una persona pesimista. En todas las situaciones duras que me ha tocado vivir a lo largo de los años siempre he intentado encontrar algo positivo; aunque este pequeño fruto estuviese tan oculto que a duras penas lograra descubrirlo.

Hace mucho tiempo que aprendí que la vida no es precisamente de color de rosa. Que la enfermedad y la muerte se ocupan muy bien de ponerte en tu lugar, de dejarte muy claro quién es el que sujeta las riendas y quién el que lleva las de perder.

No me revelo contra ellas. Sé que todo ser humano las trae aparejadas desde el mismo momento de venir a este mundo.

Pero hay otras maldades a las que no puedo ni quiero acostumbrarme y que me revuelven las entrañas. Esas enormes maldades como la murmuración, la mentira, la difamación…, capaces de destruir el buen nombre y hasta la salud y la vida de las personas.

Cuando esa injusta y pesada carga cae sobre los hombros de un ser querido, quedas sobrecogida, sin aliento, como si la vida se parara, como si necesitases un esfuerzo sobrehumano para poder seguir caminando.

¡Pero hay que seguir! ¡No debemos permitir que esas personas infames consigan hacernos morder el polvo! Sobre todo cuando uno sabe que la verdad y la honradez le acompañan. ¡Cuando uno puede caminar por la vida con la cabeza alta!

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