sábado, 21 de septiembre de 2013
EL CIELO
HABLA JESÚS. Ahora no puedes comprender lo que es el Cielo, lo que es estar conmigo en aquella gloria, que tengo preparada para los que me aman y huyen del pecado.
Estás tú acostumbrado a ver las cosas de la tierra, y te figuras el Cielo como lo que ves en este mundo. Y el Cielo es diferente, muy diferente de las cosas de aquí abajo. Si supieras lo que es ver a Dios, gozar de Dios, estar conmigo, con tu Madre la Virgen María,...
Los ojos no han visto jamás cosa semejante; y por más que pienses y discurras, nunca podrás imaginarte la felicidad del Cielo.
Allí no hay dolores, tristezas ni tribulaciones de ninguna clase; allí la muerte no tiene entrada; allí se poseen todos los bienes sin ningún mal y sin miedo de perder jamás aquella gloria.
¿No comprendes que vale la pena de abstenerse de las cosas malas de este mundo para poseer el Cielo? ¿No conoces que es una locura, por una tontería de este mundo, perder el Cielo, y perderlo
para siempre?
Dime, joven, dime: ¿qué piensas hacer? Mira que el demonio se
vale de todos los ardides para condenarte. Vigila, pues, alerta, y
procura que no te engañe.
Sea alabado en todo momento el Santísimo y Divinísimo
Sacramento.
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