¿Dónde ha quedado mi inocencia?
¿Todos los sueños que tuve cuando niña?
¿En qué lugar me quedé dormida sin creer en mi?
Mis ojos quedaron cerrados y no volví a tener el valor de abrirlos.
¿Pero porqué permití que eso pasara? ¿Por qué permití perderme entre la oscuridad?
Viví, pero dormida, dejé que mis sueños fueran eso, sólo un sueño. Les prohibí quejarse, reivindicarse, expresarse.
¿Con qué derecho me tapé los ojos, y la boca? No veía nada, sólo noche.
¡Qué pena! Delante de mí se abría un mundo ancho como la mar. Dios me hablaba en cada pensamiento que tenía.
Pero yo no, yo le tapaba la boca y no lo dejaba continuar.
Pequeña, que no es así como lo ves. Que yo estoy aquí y no permito que nada malo te suceda. Cree en ti tesoro, estoy contigo, pero necesito de tu fe para hacer las cosas.
Eres lo que quieres ser.
Pero el tiempo pasó, como es normal, y también mi momento pasó ¿Qué esperabas? ¿Un milagro?
El milagro eres tú
¡Si no crees en ti, no crees en los milagros!
¡Vive! Y no dejes que tu oportunidad pase de largo sin que hayas sacado tu entrada.
Lucha, todo depende de ti ¡De tus fuerzas!
No existen los milagros, hasta que entiendas que el milagro eres tú.
Dios obra cuando se reconoce el valor que tienes como ser, y cuando se cree, y se tiene fe en El.
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