sábado, 16 de noviembre de 2013
Dar y recibir
El reparto de los bienes en el mundo no es uniforme. Unos tienen más y otros menos. Cada persona, además, cuenta con características diferentes y particulares. La generosidad nos permite buscar el equilibrio entre las pertenencias y las características para construir grupos humanos basados en un sentimiento de cariño. Si nosotros no tenemos la fuerza suficiente para cargar un mueble, una persona generosa puede ayudarnos a hacerlo.
Si dos niños que pasan por la calle no tienen ropa ni comida, nosotros podemos buscar algo en casa y, simplemente, dárselos. Si un amigo o miembro de nuestra familia se encuentra triste o enfermo podemos ofrecerle nuestro consuelo. Si no entendemos una clase, nuestro compañero de banca puede explicarnos… La lista no se acaba nunca. Ser generoso no es dar lo que nos sobra, sino dar lo mejor que tenemos, y también saber recibir lo mejor que tienen las otras personas.
Para la vida diaria
·Aprende a compartir todas tus cosas: quizás una prenda de ropa, algún libro o tu comida. Tu compañía y tu conversación pueden ser de gran ayuda para otra persona.
·Aprende a recibir. Cuando alguna persona que te aprecie te ofrezca algo que considera importante o valioso, acéptalo como muestra de ese cariño.
·No tengas demasiado apego a los objetos: pueden ir y venir. Es más importante cuidar a las personas y sus sentimientos que a las cosas
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