jueves, 27 de febrero de 2014

En Dios, vivo, me muevo y tengo mi ser.



La presencia de Dios en mí es mi escudo y protección. Mientras más centre mi atención en esa Presencia, más siento Su seguridad y guarda.
¿A qué puedo tener miedo cuando sé que dondequiera que esté, Dios está? ¿Por qué he de preocuparme cuando sé que Dios obra por medio de mí como sabiduría, poder e inteligencia?

Dios me guía a prestar atención y a seguir mi intuición. Aun en medio de una situación difícil y desconcertante, confío en que la sabiduría de Dios me ayuda y me protege. Dios es mi refugio y fortaleza en toda circunstancia. En Dios, vivo, me muevo y tengo mi ser, y me siento a salvo.

Roca mía y castillo mío, mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.—Salmo 18:2

Bendiciones

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