jueves, 9 de enero de 2014

Ignoramos que tenemos la conciencia profundamente dormida:


La mayoría de hombres pasan toda su vida sumergidos en un profundo sueño. Sin embargo, lo trágico del asunto no es vivir dormido, sino ignorar el hecho y suponer que se vive despierto y con consciencia de Ser. Si supiéramos que vivimos dormidos, hablamos dormidos, comemos dormidos, trabajamos dormidos, caminamos dormidos, nos relacionamos dormidos, etc. Tal vez, en base a ese conocimiento, comprenderíamos la importancia de despertar.

La mayoría de hombres pasan toda su vida sumergidos en un profundo sueño. Sin embargo, lo trágico del asunto no es vivir dormido, sino ignorar el hecho y suponer que se vive despierto y con consciencia de Ser. Si supiéramos que vivimos dormidos, hablamos dormidos, comemos dormidos, trabajamos dormidos, caminamos dormidos, nos relacionamos dormidos, etc. Tal vez, en base a ese conocimiento, comprenderíamos la importancia de despertar.
Si observáramos nuestro mundo interior por unos momentos, podríamos darnos cuenta que todo el tiempo estamos abstraídos e hipnotizados por las proyecciones mentales y emocionales que emitimos involuntariamente en reacción a todo lo que nos rodea. Cada quien vive sumergido en su propia película psicológica desde que se levanta hasta que se acuesta. Difícilmente podemos apreciar la realidad tal como es, porque todo lo interpretamos de acuerdo a los prejuicios, parámetros, dogmas y conceptos que hemos acumulado a lo largo de la vida.
Estamos tan dormidos que nunca vemos las cosas como son, sino de acuerdo a las ideas que nos proyectamos de ellas.
Estamos dormidos porque nuestra conciencia permanece la mayoría del tiempo abstraída en la proyección del pasado y del futuro, motivo por el cual somos insensibles a lo verdadero que se procesa en el momento presente.
Acostumbramos a vivir como robots, reincidiendo siempre en los mismos hábitos psicológicos que nos amargan la vida y que nos hacen cometer una y otra vez los mismos errores.
Si nos conociéramos a sí mismos podríamos percatarnos del estado de inconsciencia en el que vivimos constantemente; lo que nos permitiría comprender la importancia de DESPERTAR.

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