jueves, 9 de enero de 2014
¿Qué es el conocimiento de sí mismo?
Conocerse a sí mismo es tomar conciencia de la profunda y compleja naturaleza que nos caracteriza como seres humanos. Es estudiar la forma como nos desenvolvemos en la vida y el vasto universo psicológico que se procesa detrás de todas nuestras acciones, palabras, determinaciones, gustos, disgustos, etc.
Nos conocemos cuando cuestionamos los fundamentos existenciales que hemos adquirido por tradición y por la herencia cultural de la sociedad a la que pertenecemos. Cuando estudiamos de manera impersonal los fenómenos psicológicos que se manifiestan detrás de las relaciones. Cuando escudriñando y prestando atención tomamos conciencia de la verdad. De este conocimiento surge la comprensión, la madurez, la autonomía, la libertad psicológica y la sabiduría.
A diferencia de las doctrinas que se basan en la alineación psicológica y conductual con un precepto prefabricado, el auto conocimiento nos invita a tener una percepción abierta, libre y receptiva para poder percibir la verdad sin intermediarios ni figuras que la deformen.
Del mundo externo podemos adquirir conocimientos teóricos mientras que el auto conocimiento nos ofrece una sabiduría que proviene del mundo interno; de las revelaciones que nos puede brindar nuestra propia atención o conciencia. Las teorías acerca de la vida pueden ser sofisticadas, lógicas, convincentes y elegantes, pero jamás producen cambios verdaderos y de raíz. En cambio, el conocimiento de sí mismo produce la comprensión de la cual surge la revolución interior y el despertar en los diferentes niveles del ser.
¿Por qué estudiar y practicar el auto conocimiento?
Existen diversas razones que debemos considerar para comprender la importancia de estudiarnos interiormente a través del auto conocimiento.
1. No nos conocemos a sí mismos:
Tendemos a suponer que nos conocemos a sí mismos porque nos definimos a través de un nombre, un color de piel, un nivel educativo; porque poseemos una profesión, una nacionalidad, o porque nos consideramos partidarios de un grupo religioso, de un partido político o de un club deportivo, etc. Sin embargo este conocimiento es muy precario e incipiente ya que proviene de la contemplación superficial de nuestra realidad humana que en su mayor parte ha sido construida en base a las influencias y a la imitación.
El auto conocimiento nos invita a explorar nuestro mundo interior para que podamos descubrir que más allá de nuestra vida física con cargos, responsabilidades y ocupaciones, también tenemos una vida psicológica, emocional y espiritual que se están procesando en mundos invisibles, aquí y ahora, de instante en instante. Esta exploración nos permitirá darnos cuenta que en nuestro interior cargamos con una gran cantidad de nudos y contrariedades que pasan desapercibidos para nuestro conocimiento. La mayoría de problemas que se presentan en nuestra vida tienen su raíz en todos los contenidos de este mundo que desconocemos y son el resultado de procesos psicológicos y emocionales que no comprendemos. Como no conocemos lo interior, tendemos a creer que nuestro bienestar depende exclusivamente de las condiciones que podemos alcanzar en lo exterior y por este motivo nunca dedicamos tiempo a tratar de estudiar y comprender nuestro mundo psicológico que se encuentra en constante confusión y conflicto.
El ser humano vive persiguiendo la realización y el bienestar en el mundo externo sin darse cuenta que permanecerá en incertidumbre, inquietud e infelicidad mientras no haya resuelto los vacíos, fragilidades y gestos de inmadurez que conserva en su interior.
En el mundo es común encontrar personas sobresalientes, competitivas, productivas y de éxito en el campo exterior; pero es muy extraño toparse con individuos despiertos, de amplia comprensión sobre la vida y libres de condicionamientos.
Si aprendemos a conocernos, podremos darnos cuenta que nuestra realidad interior puede ser muy diferente a la que nos caracteriza en el exterior. Dependiendo del mundo desde el cual nos contemplemos a sí mismos nuestros valores y atributos pueden cambiar drásticamente.
En el mundo exterior podemos tener muchas riquezas, propiedades, autos, dinero, etc. mientras en lo interior podemos ser extremadamente pobres. Vivir en ansiedad y vacío.
En lo exterior podemos ser poderosos, reconocidos y habilidosos en algún oficio, mientras en lo interior podemos ser personas frágiles, incapaces, susceptibles y vulnerables.
En el mundo externo podemos lucir un cuerpo bello, esbelto, con rasgos finos y delicados mientras en lo interior podemos ser feos, grotescos y vulgares.
Podemos tener una salud aparentemente estable en lo externo mientras en lo interno podemos padecer por infinidad de traumas, complejos, obsesiones, paranoias, resentimientos y demás enfermedades psicológicas o emocionales.
Cuando uno no se conoce, ignora por completo que en su interior carga con una gran cantidad de contrariedades y deficiencias, y por lo tanto no es consciente de la necesidad que existe de trabajar sobre ellas.
Si comenzamos a conocernos internamente, podremos darnos cuenta que no solo venimos al mundo a nacer, crecer, reproducirnos, ocupar un puesto muchos años, jubilarnos y morir; sino que el verdadero significado de nuestra vida se basa en aprovechar la posibilidad que tenemos de superar las insuficiencias que vamos descubriendo a medida que nos conocemos.
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