miércoles, 8 de enero de 2014

Lo bello de ser un humano... y lo lamentable de no saber ser uno de verdad.



La niñez es algo mágico y divino, es la oportunidad que Dios nos dio para poder ser felices de verdad con nuestra ingenuidad que no nos permite sufrir más de lo que podamos resistir, y porque sobre todo tenemos la oportunidad de ser más receptores en cuanto a aprendizaje; andamos en la bicicleta nos caemos y lloramos porque sufrimos el dolor físico q nos provoca lastimarnos; sin embargo aprendemos de esa experiencia a tener más cuidado... es una experiencia para toda la vida.
La adolescencia es algo grandioso, es la oportunidad que Dios nos dio para poder soñar y explorar muchas cosas, que nos ponen en un universo de emociones convulsas y agridulces que la misma impulsividad propia de la fuerza de la juventud hace que la vivamos lo más parecido al limite, todo esto para proveernos del conocimiento que necesitaremos más adelante. En esta etapa creemos saber lo q es el amor nos enamoramos perdidamente y nos ilusionamos con la facilidad que requiere mover un dedo, nos rompen el corazón y aprendemos que el amor es algo de cuidado... es una experiencia para toda la vida.
la Adultez es algo maravilloso que Dios nos dio para que disfrutemos la vida sabiéndola vivir basada en nuestras propias experiencias y en las ajenas, esta etapa es una aventura completa en la que tenemos que poner a prueba nuestra supervivencia... en la que llegamos a darnos cuenta de quién somos realmente, de lo que carecemos y de lo q nos sobra, lo q esta bien en nosotros y lo que no... es un camino por recorrer lleno de aprendizajes por coleccionar... es la etapa donde nuestra mayor meta debe ser procurar ser lo más cercano a ser feliz y procurar un vejez digna. Es cuando tenemos la oportunidad de ser enteramente autónomos y decidir hacer feliz a alguien más... es simplemente una experiencia para toda la vida..
Y finalmente la vejez es algo hermoso que Dios nos dio para sentirnos realizados y orgullosos de lo que hemos sido y lo que hemos hecho por los demás, de volver a una especie de niñez y disfrutar de la vida con la ilusión sublime que caracteriza a la infancia... de esperar con dignidad el día del descanso merecido al que el ser humano está destinado después de recorrer años de aventuras y emociones de todos los colores... una experiencia para lo que resta de vida.
Sí Dios nos dio el privilegio de vivir cuatro etapas, para disfrutar la vida de diferente manera, apreciando lo bello de este mundo repleto de comodidades y lujos tales como le agua, el aire, los minerales, la flora y la fauna, el sol, la luna y las estrellas y encima con impresionantes paisajes y climas de todo tipo para que nos deleitemos... porque nos empeñamos en perfeccionar el fino arte de complicar nos la vida, destruyendo el lugar donde habitamos??
Sí Dios nos dio la ventaja de ser seres racionales, para que disfrutemos aún de más comodidades creadas por nosotros mismos para un bienestar más placentero, y de poder socializar los unos con los otros para disfrutar una vida lejos de de lo que podría ser una abrumadora soledad... nos empeñemos en usar la racionabilidad para destruirnos los unos a los otros??
No es acaso sorprendente que teniendo más privilegios que los animales, sean ellos más civilizados que nosotros?
No señores...! no se trata de ser perfectos; se trata de aprender a ser un humano de verdad, y apegarse a las normas de convivencia y respetar nuestro entorno, de intentar utilizar la inteligencia para hacer algo bueno por el prójimo no para hacer guerras y matar, de cuidar la tierra no para destruirla!
Despertemos! dejemos de odiarnos y sepamos ser humanos de verdad!!!

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