miércoles, 27 de noviembre de 2013

UTILIDAD



Con demasiada frecuencia amamos las cosas y utilizamos a las personas, cuando lo bueno sería utilizar las cosas y amar a las personas. Y ya sería maravilloso si pudiéramos amar a las personas y sus cosas, no como utilidad sino por tener y enaltecer el gran sentimiento que es capaz de cubrirlo todo. 

Sentirse utilizado es denigrante y humilla de tal forma tu persona que te hace perder toda tu autoestima.

Por otro lado, en tantas ocasiones no nos importa que nos utilicen, porque creemos que lo hacen porque nos necesitan, y a veces sentirnos necesitados nos hace pensar que nos aman. En este gran error viven muchas personas, que equivocadamente confunden un sentimiento con otro, y cuando descubren su desatino el mal ya está hecho.

Ser útil es diferente, uno se siente bien cuando se es útil, reconforta poder ayudar, sobre todo cuando es tu decisión hacerlo, tal vez la diferencia este en el uso y el abuso. Y es que cuando algunas personas descubren que estas abierto a dar, saben cómo aprovecharse. Realmente hay auténticos especialistas en estas lides, que llegan a hacer que te cueste decir no, que le dan la vuelta a la tuerca para conseguir lo que ellos quieren sacar para su propio beneficio, independientemente de tu persona.

En muchos ámbitos de la vida, a todos nos han utilizado de un modo u otro, y no creo que haya nadie que pueda decir que nunca ha utilizado a otra persona, aunque sea para que te haga un favor.

Así pues, se puede llegar a la conclusión de que todos en un momento u otro nos valemos del uso. La gran diferencia, como en todo, existe cuando hay un mal uso, un abuso desmesurado y sobre todo cuando a cambio no hay una contrapartida, sino muy al contrario, ya que cuando ya no les eres de utilidad te abandonan.

Hay muchas leyes escritas, que se cumplen o se incumplen, pero también las hay que no están escritas pero que todos damos por sobreentendidas. Posiblemente sean estas últimas las que más lastiman a ser incumplidas.

El presuponer que porque nosotros hagamos algo a favor de alguien, este alguien hará algo en nuestro favor, es solo eso, presuponer. Porque la mayoría ha comprobado que no siempre funciona así, y es por eso que nos sentimos utilizados.

A lo largo y ancho de nuestra vida encontraremos a muchas personas que saben cómo manipular y como utilizar a otras, te estudian hasta conocer tu punto débil para que estés siempre pendientes de sus deseos. No es fácil desligarse, porque somos sensibles, pero hay una forma de hacerlo, teniendo claro que nosotros somos los protagonistas de nuestra vida y los únicos que podemos decidir sobre ella.

En ese momento, cuando ponemos nuestros límites, cuando descubrimos ese chantaje emocional al que nos están sometiendo, y aprendemos a decir no sin miedo, estamos cortando los hilos de quien intenta manejarnos. No somos titeres, y no debemos dejar que nadie nos trate como tales.

Esto lo podemos hacer cuando alcanzamos una madurez mental, cuando aprendemos con el tiempo a dilucidar sobre las cosas. Sin embargo los pequeños, los niños, los ancianos son presas fáciles para los desarmados, para tantos monstruos sueltos sin conciencia, capaces de utilizarlos abusando de su fragilidad.

Todos aquellos que solo saben hacer daño, que no tienen otro afán que el de herir y que se aprovechan de los demás, para mí son frustrados y amargados que intentan contagiar su mal.

Es por esto que cuanto más reflexiono sobre este tema, según voy pensando y escribiendo encuentro más fuerza y me siento menos vulnerable. Ser útil si, pero utilizada no.

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